Esta investigación es un desequilibrado intento de lidiar con mi humanidad, en el que un dolor profundo me impulso a crear una máquina que convierte en sonidos lo que lo rodea, midiendo las distancia entre el espacio y si misma, alejando mis afectos del resultado. Con ella voy al lugar para leerlo de otra manera, y luego lo recreo en otro sitio por medio del sonido, originando el lugar de la historia que intento reconfigurar, haciendo de este no sólo un espacio para recordar sino para acostumbrarse.

La pieza “el peso del paso” se compone de carbón sobre una placa vibratoria, que va al ritmo de una máquina que produce un sonido similar al de un tren pasando por un túnel, hace que la poca luz que lo acompaña sea la ventana que permite verlo, pero ademas propicia las circunsancias para convertirlo en un punto focal, haciendo que se parezca a un estado mental meditativo.

Esta obra surge como un arduo deseo de bifurcar una sensación de malestar, en la que el lenguaje es la tensión, y lo que busco es habituarme para hacerlo mas llevadero, intentando acelerar el proceso natural de sanar un mal sentimiento. Para esto construí un espacio que me llevara de nuevo al momento donde inició, sin lugar a donde ir lo miré, y a fuerza de chocar frecuentemente con esto lo empecé a ver de una manera que no dolía.

Esta experiencia de intranquilidad prolongada es muy fuerte para el público, pues el sonido se desplaza por todo el cuerpo, construyendo en ellos un vinculo de tensión con el espacio y en el que son invitados a rememorar los malestares propios.
EL PESO DEL PASO
PROYECCIÓN 2014 DEL PESO DEL PASO
Esta nueva adaptación de la obra posee otras alternativas de lectura, porque ademas de la semejanza con el montaje anterior, la máquina de ultrasonido que mide distancias se ajusta a esta como parte de la instalación, para que su lectura sea inmediata y en vez de traer un espacio a otro por medio del sonido, sea la lectura directa de la gente acercandose. Asi mismo ya no se trata de ver desde la distancia un espacio sonoro que no se puede reconocer, sino de acercarse a la visión propia por medio de la extrañeza, de una distancia mediatica en la que la forma representa un proceso de filtrado de un medio a otro.